La pared llovió de puertas secretas,
Llovía dulcemente dentro de las cárceles huidas,
Hoy abandonadas, hoy más iguales
A un llavero que al olvido del perseguidor
Sobre gases lacrimógenos...
Tres caídas, los serenazgos
No calcularon, pues, consecuencias
Y sencillamente no pudieron
Contra tamaño marketing de la muerte.
Así de fugaz en todo, así de negro
El sol, sus averías han caído...
Así eran los que trepaban inviernos,
Fuego de amar terokales
Mientras la ciudad dormía enjuiciada.
Los huesos brillaban entre las grietas
De su resurrección.
Tan sólo está lloviendo: murmuró...
Se equivocaron de culpable, acá no
Hay nadie con nombre de lluvia.
¿Con quién afrontarás la resaca de los encierros?
¿Con quién más repararás tus dolencias
Ya sean las nuevas o las antiguas?
Tú, carcelero, no eres la regla...
Grupo Escombros

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