16/9/09

CARNICERÍA

Es bella la hora de los depredadores.
Ella desentraña letras de oro y pestes rosadas
Al soñar -como sólo sueña un militar
Columpiándose entre sus medallas.
Ella que impugna el polvo atrapado en su mirada
Y no sé qué sedición, qué morbo cegará a los santos
Al confesarse. No me olvides, te ruego...

Un pañuelo cosido al olor de las ruinas
No es mi país: es su exacto abandono.
El clavel en la solapa del occiso
No perfuma ni luce más que derivas,
Concavidades a pique rebuznando
El himno nacional de corrido...

Escarapela de estruendos mi casa
Silla de tortura recipiente

De lo que me es arrebatado por minuto
De lo que me es con dolor desmenuzado
De lo que heredé de mis verdugos
(Ellos aplauden y me niegan la sangre a coágulos).
No conviene una paz de carnicería
Cuando el mar nos sale por la boca...

No, no sé quién cantó entonces.
Madrugadas forajidas en formato
De holocaustos en la sien,
De la sien sobre un disparo blanco, pequeño, mortal.
Hoy los muertos se esparcirán en nosotros
Como en los días anteriores...

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