Por meteorólogos ni curandero alguno,
No fuiste la gran noticia develada
En ningún periódico...
Con los últimos entusiasmos
En lo hondo me iba aburriendo,
Y esa canción de moda alrededor del planeta
No cantó en vivo tu abordaje...
Sin embargo eras inevitable,
Como una verdad en la tormenta.
Eras el límite del tiempo, de toda frontera.
La gran noticia develada en silencio...
Yo que no creo en el destino
¡Qué inexactitud inauguré!
Inexplicable, indesifrable, ileible, inimaginale, irremediablemente rutinario.
ResponderEliminarEl destino existe y no, lo comanda uno, pero a veces el o ella nos comandan.
En la velada una princesa baila las canciones de juaneco, y la mente automata intenta redactar informes, acompañados de notas musicales, de silbidos, de noches intransigentes, de días sudorosos...Mientras tanto aprendemos a hilar porque tal vez pronto sea primavera...
Muy buena tu nueva identidad