COME DE FIEBRES
Junto a mi pecho acechan fieras torrenciales,
Una espera que ruge a mares, mortífera,
Como algo que se pudre maravillosamente.
Señor, tú que no habitas en los pormenores
De mi condición, llora, despójate el rigor
Que me ahueso hacia tu sólida alabanza...
Señor, adopta lo gris que mi sangre
Nombra como fue en un principio.
El murmullo nos ha devorado las manos,
El tamaño es indomable y enfermará
La simpleza con que mueren las olas
Junto al pecho, hondo túnel propio...
Al borde de mis pupilas, señor,
Duermen falsas cajas de música
En un estruendo cerrado, mis brazos sollozan
A lo lejos, consumiéndose ellos mismos.
Los sospechosos siempre serán nuestros parientes,
Los que se negaron a intentar el silencio...
Antes de las sombras
No era tan distinto...
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